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DISCURSO DE GERVASIO PUERTA PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE EXPRESOS Y REPRESALIADOS POLITICOS ANTIFRANQUISTAS EN EL ACTO HOMENAJE DEL 10 DE OCTUBRE EN SEGOVIA, A LAS MUJERES REPRSALIADAS POR EL FRANQUISMO

En nombre de la Asociación y de la Coordinadora de los Expresos y Represaliados Políticos Antifranquistas, saludamos con el mayor afecto y cariño a Don Pedro Arahuetes, Alcalde de Segovia, a Doña Clara Liguero, Teniente de Alcalde y Concejala de Cultura, a la Señora Vicepresidenta del Gobierno de España y a todas las personas que nos han apoyado en nuestras reivindicaciones.

Nuestra presencia aquí, junto a las cárceles de mujeres y hombres, donde se cometió la ignominia de hacerles padecerprisión, torturas y sufrimientos a nuestras madres y padres, hermanas y hermanos, amigas y amigos, compañeras y compañeros, henos aquí recordándoles con nuestro mismo deseo de cuando veníamos a verlos.

Pués no en vano, dejaron en nosotros para siempre sus besos, sus palabras, su ternura, su amor, el que ahora traemos en forma de arte y homenaje a través de esta escultura de nuestro compañero Alejo Otero Besteiro, con la certeza de que las auroras segovianas derramarán nuestro perpetuo amor sobre este monumento y el "añil" de sus ocasos dejará en su pátina la esencia de la libertad que ellas y ellos nos trasvasaron , estoy seguro de que este pueblo compartirá con esta obra la historia de la lucha por la libertad y por la democracia que representa.

La Coordinadora de Expresos y Represaliados Políticos Antifranquistas que represento, trae también, la total ausencia de rencor, así nos educaron y así queremos evocar su legado por todos los foros a donde acudimos, es lo que venimos haciendo desde hace 45 años, cuando empezamos este proyecto de reparación de nuestros derechos sociales, políticos y económicos y la Recuperación de la Memoria Histórica.

¡Cuantas veces se obviaron sus nombres, su lucha, su desgarro, sus fusilamientos! Parecía que solo éramos nosotros los que íbamos camino del holocausto, de la prisión, de la muerte. Sin embargo, el terrible silencio se cernía siempre sobre ellas y ellos, el sufrimiento infligido por la dictadura caía en sus cuerpos y en sus almas como una dentellada, que mordió sus vidas durante más de 40 años y de sus hijos queridos que eran separados, aparcados durante las tardes y las noches en el patio de la carcel sin comida y sin agua, tanto en invierno, como en el verano. Si, carcel, muerte y más carcel, disfrazada de libertad en una brutal represión, siendo tstigos de los paseos y paredones de los suyos, presenciando en su ancianidad los barbechos en donde se ocultan sus hombres, por la lentitud y el olvido para desarrollar la Memoria Histórica.

Hace un par de meses, acudí al homenaje de unos compañeros en mi pueblo, Milagros, de la Comarca de Aranda de Duero. Ni un atisbo de ira hubo ante la presencia de sus restos, ante la identificación de los cadáveres, ni una sola reacción rencorosa. Todo lo contrario, experimentaron un alivio, una paz, que ahora quiero transmitiros en este acto. Me molesta cuando escucho que las exhumaciones son necesarias para recuperar su dignidad. ¡Nunca la perdieron! ¡Ellas y ellos la tuvieron siempre! La tuvimos todos nosotros y lo que exigimos es la plena puesta en práctica, varias son las razones, la principal, es recuperar los cuerpos de sus seres queridos, la paz de los suyos. Hasta que esto no se consiga, la indignidad tendrá su nombre y en particular las personas disfrazadas de demócratas, (son otra cosa) que tratan de imponer rencor donde solo hay amor. Mentiras donde hay verdades. Desdibujan la Ley de la Memoria Histórica en su proyecto. Toda la impunidad y la injusticia de aquellos asesinos, hace mucho tiempo que ocupa la vaciedad en donde nuestra libertad interna traza la reconciliación y el amor que de ellas y ellos heredamos, disolviendo cualquier odio. Por todo esto, las represalias no existen en nuestro quehacer de seres de libertad. Este es el legado fundamental que quiero transmitiros.

Más de 120.000 mujeres y hombres yacen en las cunetas y campos de esta España que nos duele. No paremos hasta conseguir dejar sus restos en el lugar que elijan los que les aman. A este empeño os convoco con absoluta certeza de que este sería el mayor homenaje que podríamos ofrecerles.

Gracias Segovia por haber entendido que en esta escultura están sus silencios, sus lágrimas, sus desvelos, la heroicidad oculta que ahora se manifiesta en este lugar a través de estas sencillas palabras, que tratan de esculpir una estela por donde viaje el inmenso legado que nos dejaron y que ahora emerge con vuestra asistencia imprescindible para ser seres en libertad.

Gracias también a todos los que han colaborado para que en este acto cupiera ese proyecto de lucha que la República nos inculcó. Por el cual, el arte y la libertad tienen asiento.

Para terminar, deciros que seguiremos el ejemplo que nos dieron nuestras mujeres, las que todavía viven y las que ya no están con nosotros y por lo que en su honor os pido que en estos momentos guardemos un minuto de silencio.

Muchas gracias.

Segovia, 10 Octubre, 2009